miércoles, 29 de octubre de 2008



Vaciaba la cubeta de rojo a altas horas de la noche, a la oscuridad le pintaba versos sobre paredes desgastadas. El cigarro se apagaba, otro se prendía. El olor a vicio inundaba la habitación, y no hablamos del cigarro.

La esposa celosa de la amante le exigía al marido regresar a la cama de inmediato. Él, como de costumbre, la ignoraba mientras continuaba el coito con su musa. Cada noche la misma historia, los colores vaciándose a la nada, la cabeza girando y girando abrumada por las ideas, la señora del hogar gritando y blasfemando, amenazando con divorcio.

Lo que ella desconocía, era que la otra era por mucho más celosa y más demandante. No lo comprendía, mucho menos tratar de entenderlo, ya si quiera tolerarlo.

Ya no comulgaban los cuerpos mortales sobre las sábanas blancas recién lavadas. Las palabras no se cruzaban de una boca a la otra. Alguna vez marido y mujer, hoy simplemente inquilinos de una misma casa.

Y tras varias mañanas de café frío y noches sobre cama dividida, se dio cuenta que había encontrado a su verdadero amor. El divorcio concluyó 3 meses después.

Ella se volvió a casar, con un rico esta vez. Él sigue enamorado, conquistándola cada noche con una nueva posición de hacer al amor. Hoy toca el azul sobre 40x55. 




1 comentario:

Gala dijo...

¿vale decir a estas alturas que te odio?
Creo que no guapo, me quedé atrás con eso de la gama de sentimientos. Parece ser, no preciso cómo, que tenemos una conexión irreal.

Sé que te conté que trabajaba en un cuento, lo sé, porque casi casi busco el correo y lo compruebo. En estructura no se parece a este, pero si en fondo. Ya lo verás.
Pero a veces no es fácil pensar que si esto trasciende seré así como la que copiaba tus letras ¡qué mal!

Ya quiero que termines ese libro, sé que tenemos tanto que comentar –historias de mujeres-.

Ahhhh y que conste que SHOT!!! Escribir autobiografía virola de todo lo que nos acontece. Podemos trabajar –por esta vez- juntos.

Bis bis!!!