Paseaban las efímeras por el camino de espinas rosas que conduce al palacio de los tréboles, ahí donde habita el más tirano de los reyes, déspota y prepotente. Andan como si flotaran, cual espíritus que devoran, suavemente y apenas tocando la superficie. Su dulce canto durmiendo al soberano de aquellas tierras. Duerme lindo, rey de negro, que ellas pintaran tus sueños color amarillo.
Llegan a la entrada principal, donde los guardias respiran al ritmo de las voces cinderellísticas, ligeros ronquidos coordinados en do bemol. Pasan sin permiso, las dulces novias de ojos azulados, y hasta le real alcoba alcanzan. De pie a cada lado de la majestuosa cama, al centro su majestad como niño descansando. Beso en la frente, otro más. Duerme tranquilo, realeza de papel, que ellas espantarán las pesadillas.
Esa noche desapareció la vajilla de plata y algunas copas de oro, y a la siguiente, suntuoso funeral real. Tres más en la lista, Cuídense.
1 comentario:
Ya me parecía que esta historia de la Cinderellas no podía terminar bien...
Si alguna vez visito Wonderland con mi apariencia humana, tomaré las precauciones necesarias...
Watch Out 4 The Cinderellas!!!
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