lunes, 20 de octubre de 2008



"El rastro"

En el pecho se marcan las reces,

Más no las de huerta, sino las de pueblo.

Entre un pulmón y el otro,

En el centro de ese vacío,

A fuego vivo el hierro que firma,

El rojo acalorado que mancha la piel,

La mano maldita quemándolo todo.

 

Por siempre la cicatriz,

El recuerdo inmortal de la herida.

 

El tejido resentido insultando,

Bajo las venas se esconde el sufrir,

El llanto se sella al fogón de esta noche,

Y muere el pedazo de carne calcinada.


1 comentario:

Enrique V. dijo...

Esos rastros de sangre tan dificiles de borrar....