martes, 18 de noviembre de 2008



Las palabras flotaban rumbo al cementerio de letras perdidas,

provenían del cuarto de aquel chico, el que hablaba frente al espejo de noche,

pero hoy no veía su reflejo, contemplado el tricolor en su televisor,

entonces por inercia su boca habló monólogo que a continuación 

se entrega tal como se atestiguó.



Tierra Santa, la madre patria,

Orgullosamente tuyo,

Desde el útero hasta la lápida,

Tu nombre lo llevo grabado en la frente.





1 comentario:

Enrique V. dijo...

Casualmente estaba leyendo poemas de Jose Emilio Pacheco y estuve tentado a publicar en mi blog Alta Traición, que es un poema un poco .. antagónico a este post jej.. pero decidí poner otro...si te interesa éste es el poema en cuestion:

ALTA TRAICIÓN

No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
fortalezas,
una ciudad deshecha,
gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
-y tres o cuatro ríos.

SALUDOS