jueves, 2 de diciembre de 2010



CIERTAMENTE


Aferrarnos a la idea de la inmortalidad, o al menos esa ilusión de vejez, pero ¿Quién sabe en realidad cuándo nos toca?


Y posponer los momentos, retrasar los amores, irse lento con los sentimientos, y cuidarse cada paso, ¿para qué? Un tropiezo, un choque, un bocado que se va por el lado incorrecto, algún imprudente que se atraviesa en el camino, alguna desconocida enfermedad, simplemente estar en el lugar y tiempo equivocado, cualquier hora es perfecta para marcharnos, y qué mejor que estar listo para despedirnos.


Ya no quiero frenarme, no vale la pena, cada día se vive como único e irrepetible, cierto que hay rutina, cierto que la aborrezco, cierto que siento morir cada día atado a la monotonía, pero cierto también que hay maravillas en el día a día. Cierto que me rehúso, que critico y me enojo, pero no me atrevo a dar el cambio, y sé que está en mí, en ti, en cada uno de nosotros, siempre hay opciones, y a final de cuentas, estoy donde estoy porque así lo elegí, si no es lo que quería en cualquier momento podría cambiarlo, el problema es la valentía, escasa en estos días y tan cara como diamantes.


Y entonces me preguntó ¿Es así como quiero ser recordado? ¿Es así como quiero vivir mis últimos días? Porque cada día puede ser tu último día, todos los sabemos, pero no hace sentido hasta tenerlo cerca, y ni aún así, con la catrina de frente, paseando a mis amigos, tengo el valor suficiente para mutar.

.
.

.

Cobarde, me declaro cobarde.



No hay comentarios: