lunes, 8 de febrero de 2010






Candente color que arrasa con todo,

Los pisos y hasta las paredes,

Pero más duele cuando destruye corazones,

Fuego y pasión,

Combinación brillante de mortal veneno,

Irónicamente también construye,

Aunque sean grises piedras sobre el césped,

Ahí con cruces y ángeles que la custodian,

Y a su alrededor riegan el suelo los asistentes.

A pesar de saber que jamás cosecharán tulipanes,

Pero bien podrán recoger pesares.



Cálido enemigo que eleva el negro hollín al cielo,

Dibujando dragones feroces sobre el azul,

Señal de alarma, apocalipsis para unos,

Voraz, sediento, cruel glotonería,

Calcinando pieles que aunque pecadoras no lo merecen,

Sofocando gritos entre rojos y amarillos,

Azules y verdes a veces pinta,

Y de una historia familiar,

Cenizas remanecen.



Un infierno en vida,

Peor el que espera bajo tierra,

Que ironía, que en vez de derramar el rojo,

Sea éste el que nos coloree,

Tragedia repentina e inesperada,

Punto final, ¿será?

Y al terminar su banquete,

Se pueden ver las almas

Escapar de los escombros.



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