Un sueño, muy mío, que invade los sueños y arropa el descanso, rogando ser alcanzado, pero los mil obstáculos mentales dificultan llegar hasta el otro lado de la ventana, ahí donde se hospeda, entre nubes y mar negro, tras cortinas de estrellas invisibles a simple vista. Pero licuaré cada mañana entre pies rutinarios y vías imaginarias, donde a lo lejos, un futuro no muy lejano se pinta colorido. Espero el conejo me arranque de este encierro y guíe presurosos mis pasos por un camino que, aunque espinado, me lleve lejos del martirio. Mientras llegue el momento, dejaré de esperar colgando anhelos en el perchero, y me preocuparé por construir mi propio destino.
miércoles, 6 de enero de 2010
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