martes, 29 de septiembre de 2009





"Homicida de Historias" (fragmento)


No tiene mucho sentido ya seguir en la ridiculez en que se ha convertido mi vida, la condena inesperada por pecados que aún desconozco.

No quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero.

Ya no quiero seguir vivir así, con ruedas por piernas, la invalidez vergonzosa y humillante de no poder subirme los pantalones, necesitar de alguien para atar mi agujetas y tener siempre compañía para ir al baño, solo falta que hasta la cola me limpien para ser realmente la inútil porquería que estuve a punto de ser.

Me duelen las veces, los hubieras que resuenan entres mis sienes, ya no soporto la jaqueca del recuerdo que taladra el presente y maldice mi futuro cercano. Por que todo se ha acabado, la soledad me ató a la incapacidad, ella y sus celos asesinos. La odio.

Estoy cansado de no ver lo que hay detrás de las lágrimas, pero aunque intento, mis ojos parecen averiados, quizá necesiten plomero que repare la fuga. Ya hay manchas en mis mejillas, los surcos de ríos que han nacido un par de semanas atrás y no termina todavía la temporada de lluvia.

Que maldita infelicidad acaba de invadir mi casa, cuando pensé por fin ver salir el sol y florecer el jardín, hoy ataca envidiosa de la paz que habitaba mi habitación. Desgraciada ponzoñosa, carcomiendo los ladrillos, devastando mi familia.

Pero llegará el día en que me toque tirar los dados, y que se cuiden si me caen dos tres, doble turno entonces, contra ataque sin misericordia.




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