miércoles, 30 de septiembre de 2009
martes, 29 de septiembre de 2009
"Homicida de Historias" (fragmento)
No tiene mucho sentido ya seguir en la ridiculez en que se ha convertido mi vida, la condena inesperada por pecados que aún desconozco.
No quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero.
Ya no quiero seguir vivir así, con ruedas por piernas, la invalidez vergonzosa y humillante de no poder subirme los pantalones, necesitar de alguien para atar mi agujetas y tener siempre compañía para ir al baño, solo falta que hasta la cola me limpien para ser realmente la inútil porquería que estuve a punto de ser.
Me duelen las veces, los hubieras que resuenan entres mis sienes, ya no soporto la jaqueca del recuerdo que taladra el presente y maldice mi futuro cercano. Por que todo se ha acabado, la soledad me ató a la incapacidad, ella y sus celos asesinos. La odio.
Estoy cansado de no ver lo que hay detrás de las lágrimas, pero aunque intento, mis ojos parecen averiados, quizá necesiten plomero que repare la fuga. Ya hay manchas en mis mejillas, los surcos de ríos que han nacido un par de semanas atrás y no termina todavía la temporada de lluvia.
Que maldita infelicidad acaba de invadir mi casa, cuando pensé por fin ver salir el sol y florecer el jardín, hoy ataca envidiosa de la paz que habitaba mi habitación. Desgraciada ponzoñosa, carcomiendo los ladrillos, devastando mi familia.
Pero llegará el día en que me toque tirar los dados, y que se cuiden si me caen dos tres, doble turno entonces, contra ataque sin misericordia.
Plástica relación.
Exfoliación del alma, y al cajón los vagos sentimientos,
Palabras de frente, sin evasión,
Depilación de un roto corazón descolorido,
Comunicación de una vía, soliloquio lúgubre,
Réquiem a las paredes blancas con manchas de humedad.
Sonrisa falsa, cirugía mal lograda,
Y uñas postizas para despedazar vidas ajenas,
Escorpión inofensivo, mujer asesina,
La predecible manipulación de las palabras,
Par donde uno gana, otro pierde.
Colmada la paciencia se toman las armas,
Revolución del perdedor, cansado de lo mismo,
Llega la hora del rojo, el alto total,
Por escudo cualquier ventana quebrada,
Y un refugio fuera de casa.
Manchas en el rostro ojeroso,
Lápiz labial gastado, rímel corrido,
Ruegos que no convencen más,
Y se cierra la puerta tras sus pasos,
Las maletas ausentes en el armario.
Estiramiento del rostro, hilos rusos a la cama,
Un final esperado, provocado,
Cada cual por su lado,
Sus parafilias, complejos y fobias,
Un poco de anestesia para los ojos.
Si sólo fuera lo que pudo haber sido, entre posibilidades de hubieras que remotamente asemejan lo que es por ley y al presente hoy. La diversificación de historias, latentes y perenes, en orden jerárquico por prioridades y después en orden alfabético. Contemos nueces a la canasta, mezcladas con olor a quizás, entre matorrales de efectos que corresponden a cada acción.